¿Has visto un vampiro? Para empezar, no son románticos, ¿vale? No son una pandilla de maricones que van con ropa de etiqueta seduciendo a todos los que ven con su acento europeo cutre. Olvídate de las pelis, no son murciélagos, los crucifijos no funcionan. ¿El ajo? ¿Quieres probarlo? Ponte ajos alrededor del cuello y uno de esos maricones te pillará por detrás mientras no deja de chuparte la sangre del cuello, y no duermen en ataúdes forrados. Si quieres matarlos les clavas una estaca justo en el puto corazón. El sol les convierte en tostadas quemadas.
Vampiros, de John Carpenter
Ya sé que no es habitual empezar la reseña de una novela citando una película que, a priori, no tiene nada que ver (basada a su vez en otra novela, por cierto, de la que ya hablé aquí).
Pero viene muy a cuento porque esa novela / película y la trilogía de Carlos Sisí comparten algo muy importante: los vampiros dan miedo. Algo que queda patente en esta cita del personaje Jack Crowe.
Puede parecer demasiado evidente, pero no lo es: durante las últimas décadas nos hemos hartado de ver películas o series de vampiros que dan pena en vez de miedo. Que son víctimas en vez de malvados monstruos asesinos. Que usan sus poderes como si les doliese hacerlo, en vez de para hacer el mal.
Y no estoy hablando sólo de cosas tan extremas como Crepúsculo (ojo, alguna virtud tiene entre tanta zalamería quinceañera, pero no entraré aquí en este debate), sino de productos tan buenos como la famosa serie de Crónicas vampíricas de Anne Rice (Lestat, Louis, Armand… dan de todo menos miedo), o tan violentos como la saga Underworld (la principal única característica de estos vampiros son las chupas de cuero negro).
Un vampiro tiene que dar miedo. Mucho miedo. Si tengo uno delante, tengo que mearme encima. Es lo que pasaba en la peli Vampiros cada vez que salía Valek: imparable, poderoso, y con una cara de malo que alucinas. Y es lo que pasa en Infierno cuando sale un vampiro.
Éste es el mérito principal de Carlos. Independientemente de la trama global, los personajes, etc. El verdadero valor de esta trilogía es que los vampiros son lo que tienen que ser. Y no digo que tengan que seguir un patrón, de hecho en Infierno podemos ver muchos tipos de vampiro. Pero cada vez que aparece uno te acojonas.
La esencia de los vampiros
¿Qué es un vampiro?
Si partimos del hecho de que hablamos de un mito, de un concepto inventado, pues no hay una definición exacta, claro. Pero partiré de la siguiente premisa: un vampiro es un monstruo. Como lo puede ser el hombre lobo, Frankenstein, el yeti…
Os compartiré una anécdota personal: cuando era pequeño tuve tres pesadillas muy recurrentes. Dos de ellas son bastante chungas y están ligadas con muertes de familiares, así que no entraré en detalles. La tercera, sin duda provocada por la visualización de alguna película que no debí ver a tempranas edades, consistía en que un vampiro infectaba a otra persona, y ésa a otra, y a otra, y a otra, y así hasta que todo el mundo era un vampiro, por lo que no podía salir de mi casa y me quedaba encerrado muerto de miedo.
Pues de eso va Infierno. Carlos ha tenido el acierto de construir un mundo en el que el verdadero peligro no es que te chupen la sangre o te hipnoticen (que también), sino que aquellos que lo hacen suponen una marea incontenible y arrolladora. No como si fuese una horda de bestias descontroladas, sino que siguen un plan maestro liderados por los vampiros jefes, verdaderos dioses que campan a sus anchas.
El infierno en la tierra.
Digo que hay varios tipos de vampiros en Infierno, y es verdad. Carlos no inventa nada nuevo, eso sería difícil (y desaconsejable). El caso es que nos demuestra un profundo conocimiento de todo el mito, con referencias constantes, y no sólo del mundo de los vampiros, sino en general, por ejemplo los juegos de rol aparecen mencionados en más de una ocasión. Lo dije, creo recordar, cuando hablé de la saga de los Caminantes, y lo repito: Carlos es un frikazo, uno de los nuestros. No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que Carlos ha jugado o por lo menos conoce el juego de rol de Vampiro: la Mascarada.
Vamos al detalle de los libros.
Volumen 1 – Rojo
Comienzo de la historia, con la presentación de la villana principal, la vampiresa Elexia, y los tres protagonistas que las van a pasar putas a lo largo de las tres novelas: Jimmy, Sonia y Jared.
Siempre he dicho que la calidad de una historia se mide por su villano, y en este caso Elexia da la talla de sobra.
Carlos nos va presentando diversas escenas dando forma al nuevo mundo. Un mundo con vampiros. Desde el comienzo, poco a poco, se va viendo la expansión vampírica, mientras conocemos los diversos tipos que hay, sus trucos y sus planes.
Hay intercaladas pequeñas historias independientes de la trama principal. Relatos autoconclusivos que nos van mostrando diversos aspectos de esta transformación del mundo. No están mal como ambientación y para descentralizar el foco de vez en cuando. Eso sí, a Carlos no le perdono la dureza del capítulo de la niña enferma… una cosa es una novela de terror y otra cosa revolverme las tripas.
A medida que avanza la acción se nos van introduciendo nuevos personajes que tendrán su importancia el resto de la trilogía, como los soldados liderados por Jason o Alkibiades.
La novela termina con la consecución del primer gran paso en el gran plan de los vampiros, dejando las espadas en todo lo alto, y por tanto con ganas de leer más… como debe ser.
Volumen 2 – Fundación
La trama sigue donde acabó en el volumen anterior. En realidad, al comienzo se nos introducen nuevos personajes que tendrán su importancia durante el resto de la historia. Algo que me ha resultado un poco tedioso al comienzo, pero que veo justificado: enseguida se retoma la acción de los protagonistas principales, entrelazando las tramas.
Por lo demás, más de lo mismo. Los protagonistas se las ven y se las desean para sobrevivir mientras el plan de los vampiros sigue adelante, mientras vamos viendo pequeñas perlas de cómo se va transformando el mundo con la llegada de los vampiros.
Muy interesante, por cierto, la subtrama de los poderes en la sombra. Que continúa la correspondiente del primer libro.
En cualquier caso ésta es una novela de transición: ni empieza realmente, ni tampoco termina. Dejándonos un mundo vampírico mucho más rico y complejo, pero con la miel en los labios. Ya se sabe lo que se dice de segundas partes…
Volumen 3 – Infierno
El libro comienza como el anterior, introduciendo nuevos personajes. Aquí sí que creo que sobra completamente: al lector se le hace largo. Lo que queremos es saber qué ha pasado con los que ya conocemos, no conocer personajes nuevos que, por otra parte, al final tampoco resultarán ser importantes en la trama.
El caso es que éste es el más polémico de los tres libros. He leído algunas reseñas y no estoy de acuerdo con ninguna, aunque entiendo sus argumentos. La queja principal es que no pasa nada durante buena parte del libro, y eso es absolutamente falso: puede que esta sensación venga dada por esta introducción de personajes nuevos que acabo de comentar, pero vaya si pasan cosas…
El problema es que todas las sensaciones vienen condicionadas por el impactante final (tranquilos que no haré spoilers). En algunas reseñas dicen que el final es precipitado; en otras que es valiente. No creo que sea una cosa ni la otra, aunque sin duda es un final polémico.
A mí, en realidad, no me ha parecido tan chocante. De alguna forma me lo venía esperando desde el primer volumen, una sensación cada vez mayor al seguir determinadas pistas que va dejando Carlos sutilmente a lo largo de la saga. Lo cierto es que resulta muy lógico, es más, pensándolo fríamente no se me ocurre otro final posible.
Sin embargo, en mi opinión Carlos se ha equivocado. Porque la sensación que le queda al lector es insatisfactoria. Por poner un ejemplo, que viene muy al caso porque el mismo Carlos hace alguna alusión al periplo de dos de los protagonistas comparándolo con el viaje de Frodo y Sam, ¿qué habría pasado si al final de su viaje no hay Monte del Destino? ¿O si lo hay, pero está apagado?
Pues eso. Todo el viaje, todo el esfuerzo… para nada.
Además, algunas subtramas quedan en el aire, sin explicación o sin una conclusión real. Como la del interesantísimo Donehogawa Parker, personaje que tendría que haber estado desde el comienzo; o como la del oso, del que parece olvidarse. Da la sensación de que Carlos se guarda un as en la manga para un cuarto volumen. Aunque, que yo sepa, éste no está anunciado. Y sin duda la trama general es autoconclusiva.
Conclusión
En su conjunto, la trilogía Infierno es maravillosa.
Carlos Sisí escribe una historia riquísima en detalles, exprimiendo a fondo todo el mito de los vampiros sin descuidar a unos personajes deliciosos, tramas y subtramas interesantes, y creando un mundo fantástico que, partiendo del real, resulta completamente verosímil.
Lo único que puede empañar la experiencia de lectura de Infierno es el polémico final. Sin ser un mal final, no será del gusto de todos.
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