Se limitó a quedarse allí, sentado sobre el majestuoso trono imperial de la gran Aula Regia y mirar a su alrededor. De pronto, aquellas paredes que le habían parecido tan espléndidas hacía tan solo una hora le devolvían reflejos oscuros de un pasado terrible y de un futuro incierto. Marco Ulpio Trajano, Imperator Caesar Augustus, miró entonces hacia el techo elevado y, sin saber muy bien cómo o por qué, percibió su enorme peso y, por segunda vez en su vida, como el día en que fue a cazar el lince solo en las montañas de Itálica, ahora, allí, una vez más, incluso con más intensidad, con más crueldad que aquella vez, en ese preciso instante, sentado sobre el gran trono imperial de Roma, sintió la mordedura implacable, inmisericorde y descarnada del miedo.
En este artículo hablaba de la trilogía de Escipión, del maestro Posteguillo. En él, comenzaba diciendo que hay libros que merece la pena tener en formato físico. Sin embargo, debo confesar que adquirí la trilogía de Trajano en formato digital; por espacio, por precio, y por comodidad.
El resultado ha sido el mismo: la extensa trilogía de Trajano se lee del tirón, porque no te queda otra. Una vez estás inmerso en la historia, sólo quieres saber más. Porque está repleto de sorpresas, entre otras cosas.
La primera, que yo mismo desconocía la apasionante historia del emperador Trajano, que tiene poco que envidiar a la de Escipión o Julio César (de quien, por cierto, se habla bastante en este libro). El primer emperador hispano, por cierto, que también tiene su mérito.

La Roma de Trajano
Tal vez el mayor mérito de esta obra (no me atrevo a llamarlo «novela», luego explicaré por qué) sea que ambienta a la perfección una Roma muy distinta de la que hemos conocido en la trilogía de Escipión. El mundo ha cambiado mucho, los siglos han pasado y Roma ha evolucionado crecido. Y cuando digo Roma hablo, por extensión, de toda Europa y parte de Asia, o al menos de los territorios que están bajo su dominio.
Es increíble el sabor que desprenden diversos conceptos, como los pretorianos, los juegos circenses (con especial interés en las carreras de cuádrigas y en los gladiadores), las vestales y la llama que sustenta la esperanza de Roma, o los nuevos antagonistas: si en la época de Escipión el gran enemigo era Cartago, con Aníbal a la cabeza, en este caso tenemos otros; los dacios de Decébalo y los Partos, sin olvidar, entre otros, el tremendo asedio de Jerusalén.
La misma Roma ha cambiado, claro, y se siente mucho más poderosa. En particular, el Senado es cosa del pasado, ahora quienes mandan son los Emperadores, que envalentonados por el todopoderoso César se sienten, y con razón, los amos del mundo. Unos más que otros, todo hay que decirlo.
Veamos a grandes rasgos de qué se compone la trilogía.
La trilogía de Trajano
Libro 1 – Los asesinos del Emperador
Curiosamente, creo que podemos decir que el verdadero protagonista de esta novela no es Trajano, sino el emperador Domiciano. Suelo decir que el villano es más importante que el héroe, y esta novela demuestra por qué.
Domiciano se pinta como un cabronazo. Un gobernador despótico y peligroso para todo el mundo, en particular para su esposa, que tiene un especial protagonismo en esta trilogía. Hay quien dice que en realidad no fue para tanto, y que la mala prensa se debe a las crónicas de escritores como Tácito o Suetonio que no le veían con muy buenos ojos.
En cualquier caso, siembra vientos y recogerás tempestades, que suele decirse. Domiciano hizo múltiples enemigos, y acabó como acabó (y esto sí que es real). No hay en esta frase más spoiler que en el propio título de la novela, así que me perdonarás la licencia.
Posteguillo nos introduce en este volumen a dos personajes, uno real (el arquitecto Apolodoro de Damasco) y otro ficticio (el gladiador Marcio) que serán los que lleven buena parte del peso argumental a lo largo de toda la trilogía.
El libro termina justo donde parece que va a empezar todo lo bueno: con Trajano sentado en el trono imperial. Un poco a semejanza de la trilogía de Escipión, cuyo primer volumen ya tiene muchísimo interés, pero que tiene el plato fuerte en el segundo.
Libro 2 – Circo máximo
En mi opinión el título de este segundo volumen es desafortunado. No porque no tengan su importancia las carrera de cuádrigas, sino porque estando la trilogía centrada en Trajano, y siendo este volumen el que contiene sus principales hazañas bélicas contra los Dacios, creo que orienta al lector de forma errónea.
Pero es lo único que puedo achacarle a este libro. Lejos queda Domiciano y su reinado de terror, pero eso no significa que Trajano lo tenga fácil. Si alguien tiene dudas de por qué lo he colocado a la altura de otros emperadores enormes, en este volumen tiene la respuesta.
De especial interés las notas finales del autor, que nos cuenta sus viajes por Rumanía siguiendo las huellas de los Dacios.
Libro 3 – La legión perdida
Un poco como me ocurrió con la trilogía de Escipión, en este caso la historia ya se hace un poco cuesta arriba. Tal vez por la longitud, que tantas páginas ya pesan.
Con los Dacios derrotados, Trajano hace frente a los Partos mientras se aproxima a su final. Y es en este momento cuando el Imperio Romano va a conocer su máxima extensión histórica. Desde aquí, ya todo será una larga caída, con sus claroscuros, evidentemente, aunque eso ya no es parte de esta trilogía.
El gran interés, no obstante, es la aventura de la supuesta legión perdida tras la batalla de Carrae (magistralmente narrada, como siempre). Apasionante. Así como la conexión con China. Digo supuesta porque Posteguillo ya aclara al final que no está demostrada (aunque sí hay indicios muy razonables).

Un tratado de historia novelado
Decía antes que no me atrevo a llamar «novela» a estos libros porque para mí van más allá.
Las líneas secundarias de argumento junto con la profundidad de varios personajes, como en este caso todo lo que rodea al gladiador y al arquitecto, nos ofrecen historias que, siendo contemporáneas a Trajano, no están relacionadas directamente con él. Esto convierte a estas novelas en algo más que novelas.
Ojo, el propio Posteguillo comenta en sus notas que esto es novela histórica, y como tal, siempre hay licencias. Pero para mí estos libros más bien son textos históricos novelados, algo que los convierte en una forma maravillosa de conocer la historia.
En definitiva, otra trilogía imprescindible para los amantes de la novela histórica, y más aún para los fans de Posteguillo. Pincha en este enlace (o en la siguiente imagen) si quieres ir a la página de Amazon.
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