En algún momento mi padre me dijo que la historia la escriben los ganadores. Los ganadores de las guerras, se entiende.
Si tú preguntas a cualquiera por conflictos históricos entre españoles e ingleses, una buena porción te dirá que no tiene ni idea, producto del fracaso del sistema educativo y del escaso interés de la gente; y otra buena parte te dirá que el desastre de la Armada Invencible (nombre puesto con mucha ironía y poca gracia por los ingleses) y de Trafalgar.
Dos victorias inglesas. Las dos más sonadas. Y para qué negarlo, al menos la de Trafalgar sí que fue un antes y un después en lo que se refiere al dominio de los mares. Pero de eso ya hablaremos.
Y ya está. Pocos, muy pocos, recordarán a Blas de Lezo. Casi nadie recordará al Glorioso. Y con toda seguridad nadie dirá una palabra de la Rochela. La Leyenda Negra fue la verdadera victoria inglesa (tal vez debería decir protestante), pero no se libró en los mares ni en campo de batalla alguno, sino que fue propagandística.
Sirva todo este rollo para introducir el libro del que voy a hablar hoy.
Inglaterra derrotada
Dice el prologuista del libro que «la idea que ha perdurado, tras Trafalgar y la Armada Invencible, es que los británicos han salido siempre victoriosos en las guerras con España, un mito que Van den Brule quiere derribar». Álvaro Van den Brule, por cierto, es el autor de este libro.
Así pues, el título del mismo es bastante esclarecedor de las intenciones de Van den Brule. No se trata (se aclara en el prefacio) de humillar a los ingleses, o de no reconocer su habilidad marcial. «Dignos, correosos y esquivos», dice, «Inglaterra fue durante un larguísimo tiempo un enemigo hábil que luchó a cara de perro y que nos plantó cara en igualdad de condiciones».
Esto es importante, porque este libro no tiene un carácter revanchista, sino más bien el espíritu de traer justicia, de equilibrar la balanza de la historia, claramente inclinada hacia un bando en detrimento del otro, al menos en el recuerdo colectivo. De traer de vuelta a la memoria las veces en que Inglaterra fue, efectivamente, derrotada (habría que añadir «por los españoles»). Y sobre todo de rendir homenaje a los héroes olvidados, militares y marinos, y a sus victorias.
Tengo que aclarar que Inglaterra derrotada no es un ensayo histórico. Carece del rigor documental necesario en textos de este tipo. Este libro, en cambio, es más bien divulgativo. Se nota que el autor es columnista del diario El Confidencial, aunque su formación sí sea de historiador.
Lo cual supone una ventaja y una desventaja. La ventaja es que el texto es ameno, se hace muy interesante y ligero de leer. Lejos de los pesados tratados que a veces nos inundan de datos (en ocasiones irrelevantes) en los que la intención es dejar constancia de los hechos, y no entretener al lector. Tal vez en alguna ocasión sea excesivamente pasional, pero es una licencia que se entiende y se perdona.
La desventaja es que se echan en falta múltiples detalles. Algunos capítulos te dejan con sabor a poco, con ganas de saber más, y parecen más una entrada en un blog (como éste que estás leyendo) que una fuente documental completa y rigurosa.
Dicho esto, Inglaterra derrotada nos lleva a través de 18 capítulos por episodios conocidos y no tanto. Algunos de los cuales ya he comentado en esta web, y otros comentaré con toda seguridad, porque son interesantísimos. No dudo en reconocer que muchas veces, cuando no sé sobre qué escribir, acudo a libros como éste para encontrar material.
Algunos títulos de capítulos son tan sugerentes como:
- Francis Drake, un mito vacío.
- Todas las derrotas de Nelson.
- Inglaterra, de derrota en derrota.
- El almirante Tovar ataca Londres.
Conclusión
La novela histórica tiene la doble virtud de entretener (porque es novela) e ilustrar sobre una época, personaje o acontecimiento histórico concreto. Con frecuencia una novela histórica es más novela que otra cosa (hay quien las llama «ficción histórica»), y en otras ocasiones es más bien al revés, siendo el hecho contado más importante, y por tanto el rigor histórico, que el interés literario en sí.
Pero libros como Inglaterra derrotada tienen un interés distinto. Creo que no es apto para todos los públicos, pero sí muy recomendable para aquellos como yo, con un amplio interés en conocer bien la historia y sus hechos menos famosos. Lectura fácil y amena, y al mismo tiempo veraz.
De obligada lectura, en mi opinión, para el curioso de la historia.
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