El Mayor Christie no daba crédito a lo que estaba ocurriendo. En todos sus años de servicio militar al mando de la artillería asignada al regimiento de caballería, era la primera vez que, ante el contacto visual con el enemigo, no tenía ocasión de disparar porque su propia caballería se les ponía en medio.
-Ese anciano de Pope… debería estar retirado tomando el té en su casa -musitó en voz baja, con gesto contrariado.
El Brigadier Pope, un veterano de más de 40 años al servicio de su Graciosa Majestad, y con el mando sobre la brigada de caballería ligera, compuesta por la legendaria 14ª Brigada Ligera de Dragones, la 9ª de Lanceros, y las 1ª y 6ª de Nativos Bengalíes, siendo estos últimos muy conocidos por la arriesgada carga protagonizada en la batalla de Sitabldi en la que dispersaron a una fuerza Maratha de 18.000 hombres.
El Brigadier Pope, un inválido que, por mucha experiencia que tuviese, ya no estaba capacitado para dar las órdenes correctas en el campo de batalla, si es que así podía llamarse a la espesa jungla en la que estaban combatiendo.
Así sucedió que, con media brigada protegiendo el flanco derecho para evitar ser rodeados, les habían perdido de vista por la espesa jungla, y Pope se puso nervioso al avistar de forma inesperada las fuerzas enemigas, con lo que lanzó la otra mitad directamente al combate, perdiendo fuerza la carga al no tener apoyo de la artillería.
Christie tenía los cañones preparados. Ante la carga infructuosa, no tenía más que esperar a que la caballería aliada se apartase del combate para descargarlo todo contra los Sikh.
-¡Nos atacan, señor! -gritó uno de los artilleros.
-Bien, abran fuego.
-¿Está seguro, señor?
Christie volvió la cabeza, furibundo, mientras desenfundaba su pistola. ¿Cómo que si estaba seguro? ¿Quién era ese impertinente que osaba cuestionar una orden? Le vio, sudando a chorros y con la tez pálida, y eso que ya no estaban en la época de los monzones y el calor de la selva era soportable. El sudor del miedo.
Le pegaría un tiro allí mismo por cobarde si no ejecutaba su orden de inmediato.
-¡He dicho que abran fuego contra el enemigo!
-Señor… es que… no se trata del enemigo… ¡nos atacan los nuestros!
La furia del Mayor Christie se tornó en incredulidad cuando vio cómo se les echaba encima la 14ª Brigada Ligera. Los Dragones espoleaban sus monturas hacia ellos blandiendo el sable con el rostro desencajado. No dio ninguna orden más. Sus últimos instantes de vida los dedicó a preguntarse qué demonios estaba pasando.
La batalla de Chillianwala
Pongámonos en contexto.
Nos encontramos en enero de 1849, en la selva de Punjab (hoy parte de Pakistán). Durante la Segunda Guerra Anglo-Sikh. Aunque realmente podríamos hablar de una sola Guerra Anglo-Sikh con un interludio en medio.
Esta guerra había estallado 4 años antes entre el reino Sikh y la Compañía de las Indias Orientales, que expandía poco a poco sus territorios de influencia. Este primer encontronazo acabó con victoria británica, lo que supuso la cesión de la valiosa región de Doaba, así como una cuantiosa suma en concepto de «indemnización», que como no pudo ser pagada, supuso también la cesión de más territorios, entre ellos Kashmir y Hazarah.
Pese a la derrota y a ver su ejército seriamente reducido, los Sikh sólo vieron crecer su animadversión contra los británicos, y 3 años después hubo una nueva revuelta liderada por Dewan Mulraj y Sher Singh.
Los británicos movieron ficha, y mientras un ejército bajo el mando del Mayor General Wish sitiaba Multan, la plaza fuerte de Mulraj, un segundo ejército quedaba bajo las órdenes de sir Hugh Gough, que debía enfrentarse a Sher Singh.
Sin embargo, uno de los inconvenientes que tenían los europeos es que acusaban mucho más que los nativos el sofocón de la selva durante la época de los monzones, con lo que Gough decidió aplazar la ofensiva 3 meses, tiempo que aprovechó Sher Singh para fortificar sus posiciones en el río Chenab.
A finales de noviembre, Gugh atacó al fin en Ramnagar, pero fue repelido, lo que incrementó la moral y determinación de los Sikh. Un segundo ataque fue más fructífero: Gugh envió una división de caballería bajo el mando del Mayor General Joseph Thackwell, que cruzó río arriba, lo que forzó a Sher Singh a interceptarle dejando Ramnagar vacía y a merced de la artillería de Gugh. Tras un día de bombardeo, Sher Singh se vio forzado a huir hacia el norte.
Gugh permaneció entonces esperando noticias y refuerzos. En enero de 1849, Wish ya había tomado la ciudad de Multan, aunque Mulraj aún aguantaba en su fortificación. Sin embargo, se había perdido el fuerte de Attock tras la llegada de refuerzos afghanos, lo que permitió a Chattar Singh (padre de Sher) dejar Hazara con su ejército y viajar al sur para unirse a su hijo.
Las órdenes eran interceptar y destruir las fuerzas de Sher Singh antes de que su padre pudiese llegar con los refuerzos.
Así, Gugh puso en marcha a sus tropas hacia la última posición conocida de Sher Singh, en Rasul, un pueblo sito en la margen izquierda del río Jhelum. Sin embargo, al mediodía avistaron a las fuerzas Sikh a las afueras de la aldea de Chillianwala. Gugh quería atacar al ejército de Sher Singh al día siguiente, pero éste avanzó y realizó algunos disparos, con lo que al británico le dio miedo de ser bombardeado durante la noche. No le quedaba otra que atacar frontalmente.
El avance por la jungla
Gugh había desplegado sus tropas en línea, con 4 brigadas de infantería en el centro, protegiendo a la artillería pesada, y la caballería ligera del Mayor Thackwell dividida en dos brigadas para proteger los flancos, acompañada de la artillería móvil. La izquierda, bajo el mando del Brigadier White, y la derecha, como ya hemos visto, del Brigadier Pope.
La eficacia del poderoso ejército británico se encontró con un obstáculo no por conocido menos influyente: el terreno. La jungla hizo que el avance no fuese coordinado, lo que provocó no poca confusión entre las tropas. O al menos así fue en los flancos, porque la zona central, más despejada, mostró descoordinación en el avance sobre todo por incompetencia en los mandos.
Quienes más sufrieron fueron los hombres del 24º Cuerpo de Infantería Ligera, que avanzaba por el centro izquierdo al mando del Brigadier Pennycuik. Este regimiento acababa de incorporarse como refuerzo al ejército de Gugh, y carecía de experiencia en combate. Teniendo esto en cuenta, probablemente asumir la tarea más pesada en la batalla fue un tremendo error.
Asaltaron a balloneta y sin ningún apoyo (debido a la pérdida de cohesión) la posición central del ejército Sikh, encontrándose con fuego de metralla que les hizo picadillo. Pennycuik encontró la muerte, se perdió la bandera, y se sufrió más del 50% de bajas, viéndose lógicamente forzados a retirarse.
Por suerte para Gugh, el resto del flanco izquierdo cumplió con su cometido. El 61º Cuerpo de Infantería Ligera bajo el mando del Brigadier Hoggan capturó varias piezas de artillería e incluso un elefante, mientras que la caballería ligera de White, entre la que figuraba la 3ª Brigada Ligera de Dragones, realizó una valerosa carga con éxito.
Pero, ¿y el flanco derecho?
El desastre de la 14ª Brigada Ligera
¿Qué ocurrió realmente?
Debo empezar por una confesión: me he decidido a escribir este artículo a raíz de varias páginas de internet en las que relatan (en apenas dos párrafos) cómo la 14ª Brigada Ligera de caballería cargaban contra sus propias tropas, víctimas probablemente de una confusión: en medio de la selva, con escasa o nula visibilidad, y en mitad de una carga, en poco se diferenciaban las tropas aliadas (compuestas al fin y al cabo por nativos indios) de las enemigas.
Así figura esta batalla entre las más ridículas o inexplicables. Sin dejar de tener cierto punto cómico.
Pero después me puse a investigar, y creo que la realidad es muy distinta, que todos los «artículos» que me he encontrado tiran de sensacionalismo y desde la misma fuente poco contrastada (una de esas fuentes es la «prestigiosa» revista Quo).
Lo que ocurrió realmente, según la mayoría de los historiadores, no fue ninguna confusión, sino una orden mal interpretada por las tropas de Pope.
Después de dividir sus fuerzas para proteger su propio flanco como ya he relatado, perdiendo visión unas de otras con la consiguiente falta de cohesión, Pope ordenó precipitadamente una carga, que no tuvo ningún éxito. Y dio entonces una orden, probablemente de reagruparse.
Pero esta orden fue malinterpretada por la 14ª de Dragones, que en lugar de reagruparse se dieron a la fuga. Y lo que es peor: la 6ª de Nativos Bengalíes, viendo cómo la legendaria 14ª huía, hicieron lo propio.
Así pues, no cargaron contra su propia unidad de artillería ligera… sino a través de ellos. Los Sikh, estupefactos al ver la estúpida maniobra, decidieron agradecer el favor contraatacando: causando numerosas bajas entre la caballería ligera británica, completamente expuesta y atónita ante lo sucedido, y capturando o destruyendo 10 piezas de artillería, 2 vagones de municiones, y 53 caballos. El pobre Mayor Christie murió durante este ataque.
El desastre habría sido mucho mayor si la 14ª no se hubiese reorganizado, y si lo hizo fue gracias a la providencial (nunca mejor dicho) intervención de… ¡su capellán! Que a golpe de pistola y, supongo, de garganta, logró reagrupar a la brigada y minimizar las pérdidas. El propio general Gugh propuso nombrarle Obispo por dicha acción, pero claro, no tenía autoridad en asuntos eclesiásticos. Y después de la batalla, tampoco le quedaba mucho prestigio.
Con el flanco derecho completamente a su merced, la caballería Sikh dio media vuelta y atacó por la retaguardia a las tropas de infantería del centro derecho, que bajo el mando del Brigadier Godby habían hecho un buen papel de primeras, pero que se enfrentaban ahora a la derrota total. Tan sólo la oportuna intervención de las tropas de refuerzo enviadas por Gugh les permitió salir del atolladero.
¿Empate?
Con la llegada de la noche, y tras sufrir demasiadas pérdidas, ambos ejércitos se dieron en retirada. Los británicos cargaron con todos los heridos y piezas de artillería capturadas que pudieron, pero tuvieron que dejar a muchos atrás, cosa que aprovecharon los Sikh durante la noche, rematando a unos y recapturando otras.
Al día siguiente, Sher Singh huyó de nuevo hacia el norte, mientras que los británicos aún tardaron 3 días en abandonar la posición, motivo por el cual históricamente han reclamado la victoria.
Pero la realidad es que nadie había ganado.
Las tropas de Gugh tenían la moral por los suelos, la 14ª Brigada Ligera había sido humillada, y el prestigio de las tropas británicas había caído en picado. El Gobierno británico decidió reemplazar a Gugh por su incompetencia en el mando, aunque para cuando llegó su sustituto (lord Napier) la guerra contra los Sikh ya había acabado.
El propio Pope moría al poco víctima de las heridas sufridas durante la fatal maniobra.
Tampoco los Sikh salieron bien parados, pues aunque habían logrado su objetivo de frenar a los británicos y mantenerse vivos, las bajas fueron notables, no aprovecharon la ocasión para acabar con ellos, y como hemos dicho, poco después perderían en la definitiva batalla de Gujrat, en la que un nuevo enfrentamiento entre Gugh y Sher Singh terminó, esta vez sí, con victoria del primero, tras una batalla resuelta en un duelo a cañonazo limpio en la que ganó «el que la tenía más grande». El arma. Tú me entiendes.
El orgulloso regimiento de húsares salió con una sensación agridulce de la batalla, más tirando a agri que a dulce. El vergonzoso y lamentable comportamiento de la 14ª se vio contrastado por la heroica carga de la 3ª en el flanco izquierdo. La 14ª tendría ocasión de redimirse en batallas posteriores, empezando por la propia batalla de Gujrat.
Pero siempre cargaría con la losa de lo ocurrido en Chillianwala. Cuando 5 años después ocurrió el desastre de la famosa Carga de la Brigada Ligera durante la batalla de Balaclava, reflejada en el poema de Lord Tennyson, y que ha sido recordada desde entonces en diversos eventos, como por ejemplo en la famosa canción de Iron Maiden The Trooper, el General Airey diría:
Este tipo de cosas ocurren en la guerra. No es nada comparado con Chillianwala.
Referencias de la Brigada Ligera
Lamentablemente es difícil encontrar referencias a esta batalla. Muy probablemente debido a que los historiadores británicos han tenido buen cuidado de no hacer demasiada mención a ella.
Si alguien quiere saber más, recomiendo este artículo donde se narra de forma muy detallada.
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